viernes, 30 de noviembre de 2012

THE WALL: EL MARAVILLOSO MURO DEL ROCK

Si The Beatles dio los discos más importantes de los ‘60, Pink Floyd hizo lo mismo en los ‘70 con Dark side of the moon y The Wall (publicado un 30 de noviembre como hoy en 1979), y hay que considerar que los ’70 es realmente la década más notable en producción de calidad en el rock.

Siempre me admiré cómo algo de la magnitud de desastre que fue la Segunda Guerra Mundial pudo ser semilla para dar partida a algo totalmente opuesto y fantástico como es esta obra maestra de la música, trabajo casi total del inagotable genio Roger Waters.

The Wall es una observación de traumas y aflicciones que surgen a lo largo de la vida y que resultan afines a todos los hombres, en este caso vistas desde un personaje álter ego de Waters, la estrella de rock en caída "Pink". El dolor ante la muerte, la guerra, el vacío, soledad, la sobreprotección materna, la castrante fábrica de simples iguales que es el sistema educativo, la presión de la fama, drogas y más que terminan sumando un muro que lo aísla para autodestruirse, sin embargo el personaje alucina más bien estar protegiéndose del mundo. La música en The Wall va creando estos climas, ambientando los recuerdos y las situaciones, sacudiendo los sentidos convocándonos al sentir del personaje, qué increíble.

Pero The Wall es más que esa apuesta musical-cerebral, su traslado al cine bajo dirección de Alan Parker y el protagonismo casi mudo del hoy Sir, Bob Geldof, propuso una estética distinta en el cine, en los soundtracks, las artes gráficas, la animación y se le convirtió en una puesta “teatral-operística para estadio”, pienso en lo alucinante que debe ser la puesta del The Wall sonando en 5.1 en un estadio y estoy seguro que es lo mejor que puede servir para el máximo provecho de ese soporte de audio. Esperemos que Waters la traiga nuevamente por Sudamérica algún día y esta vez sí incluya a Perú.

A propósito de Perú, pocos recuerdan que The Wall “participó” de las elecciones presidenciales de 1990 en el Perú. ¿Cómo fue esto?, pues temerosos de la investigación que el candidato Mario Vargas Llosa haría al siempre corrupto régimen aprista, ese partido creó el más infame spot televisivo utilizando precisamente imágenes de la película The Wall para generar una visión tremendista de terror y horror casi apocalíptico de lo que le pasaría al Perú si elegíamos a Vargas Llosa, tanto efecto tuvo el spot que miles giraron su voto hacia lo verdaderamente nefasto para el Perú, el entonces improbable ganador Alberto Fujimori.

LOS TEMAS:

Another brick in the wall (parte II) -qué tales líneas de bajo-, es el tema más conocido del álbum, y en general es el tema más popular de Pink Floyd, pero el disco se compone de otras exquisiteces (mis favoritas del disco) como Mother, un tema suave que desgarra sin rozar la dulzura facilista para mostrar el grado dependiente del personaje absorto en su complejo de Edipo; luego esa delicia triste y desoladora que es Goodbye Blue Sky, qué joya acústica para referir a la guerra.

Empty Spaces, tiene el intro más oscuro del disco y se prolonga en golpes de notas con los clásicos diálogos de fondo para dar paso a esa dolida voz narrativa de Waters para prolongarse hasta el tema más rockero del álbum, Young Lust, imposible no recordar la secuencia de las generosas y calientes groupies en la película bajo este tema; Hey You, magistral alfombra sonora para vestir el desnudo clamor de auxilio de un personaje ya próximo a la locura; Is there anybody out there, esa tétrica voz y el angustiante “grito” agudo de la guitarra de Gilmour te descuadran para dar luego paso a un plácido pasaje acústico.

Nobody Home, bella pero la más dolida de las canciones y capaz de evocar tristeza propia y ajena, qué tal logro de piano y sintetizador para alcanzar ese clima, que alcanza el climax con el grito de Waters “ooooh, babe when i pick up the phone, there`s still nobody home”; luego surge el más breve instante épico con Bring The Boys Back Home; y llega el mayor aporte de Gilmour, una de los temas que debe poseer sin duda uno de los tres mejores solos de guitarra del rock, Comfortably Numb; al llegar a The Trial con justificación me pregunto si no habrá sido este tema el influyente punto de partida para definir la propuesta animada de Tim Burton.

The Show Must Go On impone la fresca placidez que faltaba; luego revienta In the Flesh y es imposible no sacudirse con esa tremenda energía de apertura continua hasta llegar a esos vibrantes multi coros – dudo si demoníacos o divinos-; Run Like Hell me retorna a pasados tiempos cuando incluso utilicé este tema como fondo para un espacio periodístico radial; cuento también Waiting For The Worms
otra pieza épica y contundente en lo rítmico, armónico y coral, con un brevísimo y particular eco de guitarra que por años se había instalado en mi mente como una constante condicional cuando algún sonido de Pink Floyd surgía en alguna parte; podría seguir pero como siempre me ocurre cuando vuelvo a escuchar The Wall, este álbum se convierte en mi favorito de todos al instante y no hay espacio para algo más que no sea preferir seguir escuchándolo.


THE WALL. Tanto el álbum como la película son referentes de la cultura contemporánea.

Roger Waters lleva su obra íntegra por todo el mundo en una alucinante puesta en escena.




Good Bye Blue Sky, la versión de la película es fiel a la del disco.



Comfortably Numb en vivo la última vez que todos los Floyd originales se reunieron.

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